domingo, 26 de junio de 2011

La I+D+I: de vajilla de lujo a librillo para el gofio.

La I+D+I ha pasado de ser un lujo elitista de los paises ricos que aportaba prestigio, a ser el pan de cada día, la esencia de la capacidad competitividad de todas las sociedades, sino en la fundamento de su propia sostenibilidad y viabilidad futura. En estas circunstancias se hace necesario integrarla en la actividad económica, empresarial y social como elemento básico ya, como parte de la estructura diaria operativa y no sólo como un complemento decorativo o exótico para enseñar o para el ajuar.

Ha de cambiar también el papel de las instituciones que tradicionalmente se encargaban de gestionarla. Han de formar parte del circuito productivo, no es sostenible mantenerlas al margen del sistema, al menos es necesario que una parte relevante de los efectivos, sino mayoritaria,  esté integrada en el circuito productivo. En las últimas décadas hemos asistido a incrementos significativos de los recursos destinados a la I+D+I que tenían como objetivo la mejora de la competitividad internacional, sin embargo, no se han producido cambios significativos en los aspectos organizativos del colectivo. Tampoco ha evolucionado la cultura corporativa del sector, fuertemente motivada y guiada por principios vocacionales, fuertemente apegada al modelo del funcionariado y  poco formada en los aspectos organizativos.

Ha de abrirse un debate social urgente en este asunto, donde la sociedad ha de entender que la salida a la crisis vendrá a través de la I+D+I y donde los investigadores han de entender que una proporción relevante, sino mayoritaria de sus efectivos ha de implicarse como piedras angulares del circuito productivo. No es posible mantener por mas tiempo su alejamiento y el retiro de la realidad social y económica. No es sostenible, ni para unos, ni para otros.

viernes, 24 de junio de 2011

Acidifiación del oceáno, el otro gran problema

Cada año el  océano absorbe miles de millones de toneladas de CO2 adicionales debidas a causas antropogénicas, es decir, por cuenta nuestra. El dióxido de carbono al disolverse en el agua de mar produce su acidificación, cambiando las condiciones naturales existentes, alterando el equilibrio actual de los ecosistemas. Algunas especies tendrán condiciones más favorables y otras, especialmente las que tienen conchas calcáreas, sufrirán las consecuencias de un medio ambiente más corrosivo. Los científicos tratan de anticipar qué pasará en los escenarios que están previstos (incremento del 100-150% en la acidez a finales de este siglo, respecto a las épocas preindustriales). 

La aceleración a la cual está incrementando la concentración de CO2 es, además,  otro problema. Esta ocurriendo de forma similar a un evento abrupto en términos geológicos, lo cual suele inducir cambios y desequilibrios muy abruptos en los  ecosistemas y en la biodiversidad. Los organismos no tienen tiempo para adaptarse, los ajustes se producen sin amortiguación, lo cual introduce todavía más riesgos de acontecimientos inesperados e imprevisibles. Los riesgos que estamos asumiendo no son todavía bien conocidos, estamos realizando un experimento a escala global en nuestra propia casa, aunque no sabemos con seguridad cómo terminará, ni qué dejaremos a nuestros hijos. La mayor parte de la gente no es consciente del problema porque sus efectos se producen a largo plazo. Es como regar las tierras de cultivo con aguas salinas para ahorrar dinero, de momento se producen cosechas y es muy rentable pagar por agua barata aunque sea de mala calidad, pero a largo plazo el suelo se saliniza y se vuelve estéril. De alguna manera estamos usando energías fósiles en la misma línea, con criterios de mercado actuales pero sin contabilizar los costes que asumirán futuras generaciones para restaurar o mitigar las condiciones que heredarán de sus antepasados,  de nosotros.
Les recomiendo ver el este video, narrado por Sigourney Weaver (la chica de Alien)